miércoles, 21 de mayo de 2014

Me envuelvo en alas de ángel, he tirado mi ropa. No me sirve vestir el cuerpo si el alma está desnuda ante ti. Nada temo, temes tú acaso enamorarte. amarme? Si yo no lo hiciera, no estaría entre tus brazos cerrados sobre mi alma. Mi mirada den tu pecho, en tu hombro, tus brazos... Caigo desde lo alto de montañas nevadas, me derrito sobre las aguas del mar nocturno, cuajado de un manto de astros que no distingo, y que me hablan sin embargo, un idioma que entiendo. Late en mi pecho y no necesita de palabras ni sonidos propios, acapara la música y el llanto para ponerlos voz de ángel. Hubo momentos de soledad, de pánico, pero acepto la soledad en la que estoy, rodeada, de silencios, pues no escucho las voces que me hablan. Creí lo más fácil era rendirse, tonta yo...al contrario! Lo difícil es quedarse a luchar el aire que respiro, por el hecho de nacer en este lugar en un cuerpo que me ancla y no me deja volar. Me gustaría de veras, darme la vuelta en la cama, y que mi ángel me abrazara para dormir sin preocupación más, que no separarme de él un centímetro siquiera. Abrazarme y ser abrazada por alas de ángel. Una canción de tiempos pasados late en mi sien. Corre! Corre! Sálvate tú! Como si eso dependiera de mí y no de las noches que pierdo en el borde de un acantilado. No voy a saltar, no me da confianza esa muerte, pero es pura poesía...Volar como un ángel. Desplegar las alas y por fin, sin prisa, abrazarte.

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